JOSÉ MARÍA
PALLAORO
BAJO LA
SOMBRA DEL SAUCE
City
Bell, enero-febrero de 2020
I
¿Lejos te acerca?
Todo lo conocido
es no conocer
II
Estamos bien con el frágil sol
del amanecer
El cielo, este cielo, en el altillo
donde descansan nuestros pies ¿Hay
luz, allá, en el jardín de los cipreses?
¿O es acá que la luna
como rama de enero desaparece
ante la cabellera del mar?
No envejece este momento
Lo tomas o lo dejas
Pero no envejece
Arriba, lo real
Abajo, lo irreal
¿Y en el centro?
La red
donde yo te pesco
donde vos me pescás
donde el inmenso pájaro piensa
si caer sobre los dos
si dejarnos vivir abrazados aquí
en esta brisa que nos enciende
(Él) La nada dulcísima
(Ella) ¿Cómo? Si es
nada no puede ser “dulcísima”
(Él) El agua bebe de vos
y obstinado y ligero
nado en la nada
(Ella) Ya siento la brisa dulce
de tu lejana sombra y nado
Lo seco y húmedo del árbol que se empecina
a vivir erguido
¿Y vos? ¿Vibrás entre sendas
de colas de caballo y flores de lazos
y maceta alfarera y lo
empinado que no se ve
aunque tus ojos vislumbro?
Sí, almitas que ven vibran
como carretilla morada y tachos con carbón
como pequeño pájaro en el jazmín
Ella escribe en la playa, escribe
en su cuaderno de arena
Escribe indiferente
a la marea que sube,
a la marea que baja, escribe
con sus piernas entrelazadas
hasta que el atardecer no está
y la noche amiga con su pelo
En ese instante, se levanta y se va
sin el cuaderno de arena, vuelve,
vuelve a su casa, a cobijarse
colmando de palabras
mi corazón
Por el sendero de piedras
camina
lo que existe y su realidad
En un banco junto a la pared de hiedra
cerca del sauce y de la glicina
y del membrillero frutado de insectos
la contemplación
se plena de ternura
y
has llegado
Las tacuaritas azules unen
sus picos en la rama alta
y se dejan caer
a la humedad de la lengua
al gemido de las palabras
Que estás lejos, sí, ahora
que apoyás tu espalda
"no recuerdo cómo las llaman
crecen
en éste único lugar"
y tus piernas como palmeras
de vos y de toda vos mi deseo
alimentan
Bajo la sombra del sauce
el insecto
se desprende
de la telaraña
ni siquiera pluma recostada
en el libro
abierto
que el viento
cierra
y queda
dormido
entre las palabras
sustancia y germina
Una sombra como pétalo
vuela
hacia las piedras
grises
hacia la luz opaca
del mediodía
El amor transparente conduce
a una ciega alegría
Por los hijos de nuestra memoria
juega el tigre y la cornamusa
lo hace posible
No hay sacrificio
sin la devoración del uno
por los deseos
sin la opresión de los pechos
en la fatigada anestesia
Nada
nada
y un fino estremecimiento
aleja el puente a otra
nada
No digas “no sé”
Tal vez “me quedo en casa
unos días
sin contar las noches
ni las estrellas heridas
ni pensar en lo vivido
que se va borrando
¿por qué? / no sé”
Para poder liberarnos
(de lo que se desea)
La táctica
anudar a algunos pensamientos
palomas mensajeras
Dejarlas que vuelen al azar
O adónde lo deseen
En el vacío del veremos
cerrar los párpados
ante el rostro iluminado
por nuestra casa que se incendia
Fascinados por los espejos
-no así por la imagen-
los pintaron de amanecer
No evitaron
que sus noches quedaran
Lo sagrado dentro
Lo profano fuera
Los residuos de uno y otro
en la mera existencia
de lo partido
Cuando digo que está, eso deseo,
entre las afortunadas que han visto
la aurora (mi cabeza junto a sus pechos,
los más hermosos del mundo),
la siento sonreír y responder
"el sol se alzaba cuando el día
era y siempre nuestro”
Existe siempre
un atardecer
una luna en la oscuridad
y la ocasional redundancia
como enemiga del sol
Otra vez volvés
arrugadas palabras
dicen tu nombre
Una persona
en un mundo con límites
imagina
verse, no
en un espejo, sí
en otra persona real
como un sueño
(lejana o cercana compañía
según los ojos que dibujes)
En los días escasos sale
con la bolsa de los mandados
y penetra en el bosque
Recoge piñas, cortezas, ramas pequeñas
La bolsa en su interior contiene bolsas
vacías
y las llena de maderas
secas
como uñas humanas
pelos
heridas que abandona
Piensa
y regresa con sus manos
repletas de un esplendor
que junto al viento de otro amanecer
soplará
Una mariposa en la máquina de coser
con techo de corteza de árbol apolillado
En lo azaroso una pava que fue y adorna
la puerta del gallinero entrampada
con la glicina y el ligustro
y la manzanilla y los sillones
y el sillón
en el que sentado observo
una mariposa que ya no está
Noche solo
Comí bifecito con huevo
Comí melón con jamón
Miré sales (La gata encima de la leña)
No leí ¿Y Ella?
Lee lejos
en una isla
(rodeada de un mar
donde mi barco encalla)
Huye del calor de las moscas
Hay una puerta de entrada
La traspasa y desaparece la puerta
Hay una exposición de pinturas
Hay un solo retrato de una artista que regresa
Para descifrarla se sienta en un taburete
Ve su cuerpo como un Buda en la arena
Ve sus manos que abrazan
Ve sus anteojos grandes
Ve sus ojos oscuros y bellos
No puede salir de ese lugar
Un día se verá crecer hasta lo alto de ella
y la besará
y se quedará
en el centro mismo de su frío
*
Fotos: City Bell, jmp
JOSÉ MARÍA PALLAORO (City Bell / La Plata, Argentina). Dirigió la revista de poesía El espiniyo. Publicó plaquetas, cuadernos y una decena de libros de poemas. Últimos títulos editados: Basuritas (2010), Setenta y 4 (2011), Una mora horizontal (publicado en Suplemento Letras del diario Diagonales de La Plata, 26 de noviembre de 2011; edición en libro, 2012), Una medida adecuada a todo (2012), Son dos los que danzan (primera edición 2005; reedición ampliada 2012), Una piedra haciendo patito (2013), Sono due quelli che danzano / Ples v dvoje (edición bilingüe de Son dos los que danzan; traducción al italiano por Ana Cecilia Prenz Kopušar y al esloveno por Marko Kravos y A. C. Prenz Kopušar, editado por Mediterránea, Centro di Studi Inerculturali, Dipartimento di Studi Umanistici, Università di Trieste, Italia, 2013), El flautista de City Bell (2015) y Antología breve (2016). Coordina talleres de lectura y escritura creativa virtual y presencial en City Bell y en La Plata. Administra varios blogs literarios, entre otros: Poesía La Plata, Aromito, Poesía y Política; y dos personales: El sol de una mejor oportunidad y Los ojos. Correo-e: jmpallaoro@gmail.com
Livianos, transparentes, de una belleza que se aloja en el corazón. Poemas para ser abrazados.
ResponderBorrarGracias querida Gema
ResponderBorrarUn gusto pasar a conocerte y leer. Saludos. Vengo del blog de Antón C. Faya.
ResponderBorrarMuchas gracias Sandra
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