EL MAGO
Y OTROS TEXTOS
(1998-1999)
Cuadernos
Plaquetas
El mago
El mago dice
“es urgente realizar tu carta natal
para saber acerca de tu posición
en cuanto a los astros
y si tu vida tiene sentido
o no”
El mago agrega
“la historia se completaría
con una serie de sesiones
de tarot
para saber realmente
qué es eso que aqueja tu alma”
Digo al mago
“muchas gracias, lo voy a meditar”
y me encuentro
en ese ejercicio
mientras busco un libro en la biblioteca
y dudo
y no es jactancia
en elegir entre todos estos volúmenes que saltan
ante mis ojos
los de mejor ubicación
Y crece en mí
la incertidumbre
de si es conveniente
seleccionar alguno de la energía de Paracelso
que para eso está
O aprovechando que se aproxima el último
eclipse de sol
las profecías de Nostradamus
que acabará con todos nosotros
O ese de la editorial Usted Puede Hacerlo
que interpreta los sueños
O aquel con el que puedo limpiar
los alrededores de la casa
de alimañas
alimañas y ángeles
descarriados
Y no puedo evitar
que regresen a mí
otros libros
Libros
que conmovieron
mi existencia
Libros
en que encontré respuestas
y nuevas interrogaciones
Libros
que supieron marcarme
lo bello y lo feo
lo feo y el mal
Libros
que me hicieron feliz
o algo así, eso creo
Y me pregunté acerca de qué
habrá sido de esos libros
Traté de recordar si
no habrán desaparecido
en alguno de esos incendios
de los que nos acostumbró este país
Y pensé en qué estado se encontrarán hoy
esos poetas de la naturaleza
de la Grecia primitiva
Qué será de la sabiduría
de esos jipis piadosos
a los que llamaron Esenios
Qué de esos existencialistas y surrealistas
franceses y del mundo
que me ayudaron a pensar y a imaginar
Y de los historiadores de la verdad
o por lo menos de una verdad aproximada
Qué de esos poetas comprometidos
con el dolor y la injusticia
Y qué de esos chinos de la antigua China
que encendían el universo
Y de los verdaderos habitantes de esta tierra
a los que diezmaron
con la imposición de la cruz
Quizás algunos de esos libros
se encuentren
en el sector más recóndito y elevado
de la biblioteca
Esos que se ven ahí
a la distancia
arrumbados
cubiertos de polvo y de ceniza
y marcados de humedad
olvidados de toda niña de las manos
ya imposibles de acceder
por que no hay manera
ni escaleras
para estas cuestiones
Es cosa corriente
que el mago nos invite
a la ceremonia del encuentro
Es en esa hora
en la que nos muestra
sus verdaderas virtudes
de alquimista
Y nos agasaja con una bacanal
de platos exóticos y riquísimos
al paladar y otros sentidos
Donde las pastas
del tipo que sean
estallan de matices
Las ensaladas se presentan
como arco iris ante decenas de espejos
Salsas exquisitas
elaboradas en parte
con el rito del mortero
previa visita a la huerta de la casa
Pizzas que brotan de las palmas de las manos del mago
chorreando su néctar
en el que no faltan
el ajo
la albahaca
Todo bendecido con líquidos
de agradable bouquet
Es en esos momentos
en los que realmente creo en la magia
de mi amigo
Y me toco los bolsillos
tanteando las pocas tintineantes
monedas que me quedan
pensando
en si serán suficientes
para comprar las tablas
de mi salvación
y hacer la escalera
para desempolvar y acomodar
otra vez
los libros
de la biblioteca
City Bell, 08.98
Preguntas a mi madre
Hoy visitó la casa
como sucede
en estas ocasiones
trajo obsequios
regalos que calman
el anhelo
las asperezas
de las entrañas
y además
agua para bendecir
la piel
Han pasado
Algunas horas de su visita
y la sigo sentada
en el lugar más luminoso
del ventanal
contándonos acerca
de la belleza del jardín
de la suerte que tuvo
con sus hijos
de la prolongación
de sus hijos
y de algunas de esas cosas
que creo suelen conversar
las madres
mientras liberaba
como a pájaros
sus asuntos
me detuve a observar
sus lúcidas manos
manos centelleantes
que jugueteaban
tiernas en el regazo
que siempre nos contuvo
y desde allí
me elevé
hacia un rostro
aún no definitivo
donde marcas
cicatrices
símbolos
del dolor
día a día
parecen acentuarse
no quise interrumpir
sus palabras
pero pensé preguntarle
si su vida ha sido feliz
si lo es ahora
Ese tipo de preguntas
que se suele dejar
para días de otro
color
Interrogaciones
que a veces es preferible evitar
por temor a la respuesta
que uno intuye
City Bell, 27.07.99
Otra versión:
La respuesta que uno intuye
Ella visitó la casa
A pesar de su partida está sentada
en el lugar más luminoso
contándonos acerca de la belleza del jardín
No quise interrumpir sus palabras
pero pensé preguntarle
si ha sido feliz
si lo es ahora
Ese tipo de preguntas que se suele dejar
para días de otro color
Interrogaciones que a veces
es preferible evitar
por temor a la respuesta
Algo que decirte
A ella la vida parece no andarle demasiado bien
por lo menos eso es lo que ella piensa
o lo que ella piensa cuando percibe
que las cosas no están bien
ahora
pues
para que las cosas comiencen a estar bien
ella piensa
que pateando la pelota
fuera del campo de juego
sería algo así como
barajar de nuevo
empezar todo otra vez
lo que no nota
cuando ella piensa lo que piensa
es que todos
cada día
a cada instante
estamos comenzando
la partida el juego
o como quieras llamarle
a esto que es
la vida
Así que
dejá de pensar
lo que estás pensando
y empujá la desdicha a un lado
porque para el dolor
siempre hay tiempo
y recordá
la vida
no es más que estos pedazos de nosotros
compartidos con los demás
City Bell, 09.08.99
Otra versión:
Ella dijo
Empujá la desdicha a un lado
porque para el dolor
siempre hay tiempo
y recordá
la vida
no es más que estos pedazos de nosotros
compartidos con los demás
Don Silva
Don Silva detuvo la bicicleta para conversar, volvía a casa el hombre necesitado de contar, y contó que a su niña, a su niña de quince años, que hace seis lo visita, está en coma, en un hospital de Berazategui o Gonnet, ahora no recuerda, la niña de quince años hace una semana se perdió en la noche, la encontró un colectivero de línea, molida a palos, hace una semana que está en coma, dice, don Silva, el correntino le dicen y dice don silva, mientras caminamos la calle, él con su bicicleta en la mano, yo gambeteando los autos que nos afeitan, como el enmascarado grito “Aio Silva”, don Silva que está esperando que salga la niña de quince de coma para saber quién es, quiénes son, los hijos de Cuca, que está calzado con facón, cuchilla, y que va a gozar cuando vea brotar a borbotones la sangre de los desgraciados dice, don Silva, que hace una semana carga el fierro esperando el momento, que cuando cae el sol pasea por el jardín, por la calle, con una pistola cargando, dice, don Silva que no le teme a la sangre que espera ansioso surja a borbotones de los cuerpos desgraciados dice, don Silva, hace muchos años, cuando era joven, de treinta y dos lonjazos, y con total razón, dio muerte a un desgraciado y sólo pagó tres de los siete años que le correspondían y todo porque estaba en su derecho, dice, don Silva, que espera a la niña de quince salga de la coma para saber, que está esperando que corra la sangre, que la culpa la tiene este turco hijo de la misma señora bailantera, me dice don Silva que en tiempos de los milicos estábamos mejor porque estas cosas no pasaban dice, don Silva, que no parece muy convencido
City Bell, 04.08.99
Acción política
a Julia Butterfly Hill
Un árbol. Una secuoya roja de California.
En la secuoya, una mujer hermosa como árbol.
Dicen de las secuoyas, son árboles elevadísimos.
Dicen también, hay una mujer cercana al cielo.
La Pacific Lumber es una Compañia
a la que molesta secuoyas, mujeres, cielos.
Para la mujer árbol primero está la tierra, las raíces, por eso abraza la Luna.
Las empresas hacen negocios. En los negocios los números son importantes.
Una mujer pájaro abrazada a una secuoya durante 738 días.
738 días multiplicado por cientos de secuoyas
es un mal negocio para la Pacific Lumber.
Nombre extraño para una empresa de negocios.
Julia es un hermoso nombre, tan hermoso como una secuoya.
Una acción política a veces da frutos.
Hay un lugar en California donde un bosque de secuoyas quiere ser inmortal.
Eso dicen de las secuoyas.
Pero tanto depende de mujeres, hombres
mortales que se eleven al cielo. Como mariposas.
City Bell, 1999
Abandono
He dejado a su suerte a un pichón de pájaro. Cerca del cerco. Vivo. Desplumado, con ojos de no abrir. Lo he visto sobre un colchón de fresco césped, olvidado, en la hierba. Recorría el parque. En busca de quienes desnudaban el jazmín, y allí estaba. A puro pico, en silenciosa plegaria de grito ahogado. ¿Un pichón de calandria? Suelen hacer nido en la muralla que me separa del mundo, más tarde, pensé, levantarlo. Buscar su casa, donde los padres recibirían al hijo prodigo, más tarde, ahora no, pensé, no tenía tiempo. Había apuro, en verdad siempre experimenté terror al recoger, acariciar, animales desconocidos a mi piel. Más tarde, pensé. Horas. Después. Al otro día, no estaba. Solo un enjambre bermellón titilaba en el paraje exacto del abandono. Porque más tarde, pensé. Moví. Con una varita de sauce, espantaba como podía. Un rebaño de fuego se erguía, soltando temeroso, irritado. La rama efervescente. Había escuchado. Dicen. Suelen volver al lugar, pensé. Pero ahora no. Más tarde.
City Bell, 08.10.99
Clandestino
“que se mojen las balas”
J. S.
“hagamos la del perrito” dijo ella
toda gatuna
con sabor a colonia
del otro lado del río
y a tabaco negro y a ginebra áspera
“la del perrito” volvió a insistir
y erguía devotamente
sus manitas delanteras
a la altura de los hombros
y sacando la lengüita dulce
como un canino necesitado
de caricias y de mimos
la idea no paladeaba demasiado
como te digo
una cosa era compartir el tálamo nupcial
de perdidas batallas ajenas
a oscuras
en silencio absoluto
mientras los niños dormían en la cama cucheta
a pocos pasos de nosotros
te digo
la otra era hacer la del perrito en el baño
a solo una puerta del padre del marido
militar retirado experto en el arte
de la arquería y en el tiro federal
que ahora despuntaba el vicio
haciendo puntería a botellas de cerveza
descerebradas por motus propio
y en fila
india
cabecita negra
bolita
erpio montonero
guerrillero argentino
caído en desgracia
destrozadas una a una siete días a la semana
sin errar un solo tiro
“la del perrito” “guau guau”
su su rra ba la pichicha
y enterraba la sin hueso
en lo más profundo
de mi oreja izquierda
el baño tenía bañera y pileta
con un solo grifo de agua fría
y el bidé no funcionaba
y una lamparita de 40 w colgaba de un cable
a lo a líba bá
que caía del centro del cielo
como un cabo raso
el lugar no era el apropiado
para dos ovejeros
en edad de merecer
y menos aún cuando se sintió rechinar
la puerta de la habitación
del uniformado
premio nacional
de tiro al subversivo
“¡a la bañera!” ordenó
marcialmente
suave
mi rin tin tin
y ahí fueron a parar mis huesos
y mi corazón
palpitaba al ritmo
que john bonham
le imprimió a black dog
ahora lassie
acomodaba la cortina de la bañera
dejándome tras ella
como a un desodorante de ambiente
y apretaba el botón del inodoro
sin el más mínimo deseo de simular
se refrescaba las mejillas sonrosadas
y salía abandonando políticamente
el campo de batalla
envuelta en un pareo
que hacia juego con sus ojos
dejando la puerta entreabierta y a mí
tras la cortina de hierro
desnudo
de cuerpo y alma
rememorando algún retrato
de goya y lucientes
caprichos impresionistas
circa un tres de mayo
y como en algunas películas
yo era un voyeur
que observaba por el vano deslumbrante
nacido entre el quicio y la puerta
del que veía nítidamente descansar
un fierro de alto calibre
sobre la mesa
no declarada
como arma de guerra
por la prensa sensacionalista
y al émulo del coronel cañones
degustando en la cocina
un aromático salamín picado fino
con queso gruyeré
y aceitunas y pan alemán
y un paqueto ¿viste? pingüino
pleno de líquido bermellón
y me sentí el protagonista
de la última cena
(la banda de sonido
de este largometraje de misterio
que giraba – diría seguramente la crítica –
dramáticamente a uno de terror
como versión libre de algunos de los relatos
de edgar allan poe
correspondía a la creación espontánea
de mi gatita micifuz
que ronroneaba cachorra
con entrecortados ronquidos
absolutamente alejada
de mi suerte
la minina)
y mis ojos alucinando al capitán metralla
ante los restos de la gran comilona
y el enano de frac terminaba realmente exprimido
en la bacha de la pileta
y un eructo satisfecho culminaba la ceremonia
a la que le faltaba la cereza de la crema
que no era otra que yo
y la luz
que iluminaba
la cocina
se desvanecía
oscureciendo la pantalla
y leí “this is the end, beatiful friend”
y cerré los ojos
completamente
emocionado del film
que acababa
de ver
y retorné
al mundo
de las realidades plenas
ante imposible defensa
con mi arma descargada
sentí un tórrido escalofrío
recorriendo mi columna vertebral
ante el ruido del picaporte de la puerta
entreabierta del baño
que ahora se cerraba
definitivamente
como este libro
City Bell, 19.09.99
EL MAGO Y OTROS TEXTOS
(1998-1999)
El mago /
Preguntas a mi madre /
Algo que decirte /
Don Silva /
Acción política /
Abandono /
Clandestino /
"Clandestino", texto escrito a fines de la década del ochenta o principios de 1990. La fecha indica día de su revisión final. La cita de Sabina corresponde a ese día.
Imagen: Casa de Don Silva (q.e.p.d) en City Bell.
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