viernes, 27 de agosto de 2021

Atlas de la Poesía Argentina


 

ATLAS DE LA POESÍA ARGENTINA

(Edulp, 2017)

Coordinadores: Eugenia Straccali y Bruno Crisorio / Ilustrador:  Federico Ruvituso

Poetas: Carina Sedevich / Elena Anníbali / Estela Figueroa / Osvaldo Aguirre / Angel Oliva /Concepción Bertone / Héctor Piccoli / Claudio Sguro / Alejandra Correa / José Villa / Laura Wittner / Claudia Masin / Jorge Aulicino / Liliana Ponce / Clara Muschietti / Susana Cella / Alberto Szpunberg / Fernanda García Lao / Néstor Mux / Julián Axat / Mariano Dubin / María Urrutia / José María Pallaoro / Juan Carlos Moisés

 

 

 

 

 

Cantar a tientas (07/1999)

 

Hace una cantidad de años
se solía dejar ciegos a los canarios
para lograr en su canto
mayor belleza
–actitud típicamente humana
como cortar lenguas
cercenar gargantas–

Hoy las cosas no han mejorado
y los pájaros que aún sobreviven
cantan
a tientas
todo el tiempo

con señas desesperadas

 

(de Son dos los que danzan, 2005)

 

 

Noche y niebla (08/2008)

 

Al amparo

de la noche y la niebla

lo subieron

a una Estanciera

y le vendaron

con un trapo rejilla

los ojos

 

Le quitaron el sueldo

que había cobrado

esa mañana

y lo llevaron

por el camino negro

–que reconoció

por los autos

que pasaban

a gran velocidad–

 

En la casa lo desnudaron

y con pinzas

pellizcaron sus pelotas

 

Dijeron que cerrara

la boca

porque si no iba a dejar

de tener antecedentes

 

Después se desvaneció

 

Cuando despertó

seguía

en el mismo

sueño

 

(de Setenta y 4, 2011)

 

 

La complejidad del mundo (15/04/2002)

 

La otra tarde observé a un pájaro que trataba de romper un pedazo de pan duro con su pico. El pájaro parecía estar ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor. Sólo era él y un pedazo de pan.

 

(de Setenta y 4, 2011)

 

 

La palabra escrita (24/10/2011)

 

En el peligro de este mundo, en la maraña más oscura, en los labios incansables, abres tus piernas y me devoras.

 

(de El flautista de City Bell, 2015)

 

 

Laberinto (2016)

 

No hay laberintos por elevación. Escribir es la única salida.

 

(de Antología breve, 2016)

 

 

Oscura pared del amanecer (06/2012)

 

Ladrillo encima de ladrillo encima de ladrillo

construí la casa. Estas cuatro paredes

me pertenecen.

 

Y son o es, en el plural de lo singular,

el puente centrado entre las dos

orillas del jardín. Ahora el frío

 

no permite adentrarse al verdor de ayer

y seco áspero de hoy. Cuando el sol

suba más allá de la medianera

 

saldré con la bolsa de los mandados

a juntar naranjas de un lado y otro,

y al anochecer exprimiré el deseo

 

en cápsulas para no soñar.

 

 

Lo oscuro hace pensar la noche.

Hojas desprendidas de los arbustos

arremolinan un humo esférico

engordado en sus puntas.

 

De los dos misterios, elijo

el blanco; y si se va, el negro;

y si se va, es el amanecer.

 

 

El amanecer se llenó de ombligos.

Como hizo mi madre

los guardé en un frasco

inmenso de transparencia.

Ahí descansan. Ahí, sumergidos,

tal vez, se abrasen.

 

(Inédito)

 

 

Hasta que las máquinas (25/06/2013)

 

La escuela humana

tiende a la perfección

de las almas.

Hasta que las máquinas

sonrían por nosotros.

 

(Inédito)

 

 

La búsqueda de la estrella

 

            Al principio fue el rock. A partir del segundo ciclo. Mi vida comenzaba a estar en ebullición y la música y, al instante, las letras de las canciones me marcaron para siempre. Nebbia. Abuelo Peralta. Martínez. Moris. Santaolalla. El mundo que me rodeaba. Ar-ta-ud en el club Atenas de La Plata. ¿Ataúd? Spinetta se presentaba ante mis ojos como el más hermoso. Beat. Ginsberg. Kerouac. La poesía. Una piedra firme en medio de la corriente que se deja pulir por el agua. La literatura. En esos años de formación, hasta mi ingreso a la universidad y a un instituto terciario (latín y griego mediante), las revistas de rock, los suplementos culturales y las antologías fueron fundamentales, el nutriente para la búsqueda de la estrella. La lectura se convirtió en experiencia personal. Apareció la Antología de la Poesía Surrealista de Aldo Pellegrini. Eluard. Char. Desnos. Prevert. Apareció Marcela de Juan y la Segunda Antología de La Poesía China. Li Po. Tu Fu. Wang Wei. Mao. Buscar lo que ellos buscaron. Apareció la Poesía Argentina del Instituto Di Tella. Poetas en nuestra lengua. Aguirre. Girri. Alonso. Bayley. Renacemos con el gallo y la tórtola en tierras distintas. La canción mapuche. Toda la tierra es una sola. La Poesía Social del s. XX. Tuñón. Vallejo. Cardenal. Parra (y sus otros caminos). Dalton. Retamar. Gelman. Heraud. Szpunberg. Corazón, a que no me caigo, a que no. Los nuevos. El pan duro, Gelman otra vez. La belleza, el conocimiento. Nunca pertenecí a grupo alguno. Ni me encontraba con amigos a leer poemas. No me dieron tiempo. Aunque estuve acompañado,  me acompañaban las lecturas, caóticas, iluminadoras. El Centro Editor de América Latina. Poetas rusos del Siglo de Plata. Poesía concreta. Poetas de lengua portuguesa. Bandeira. Andrade. Vinicius. Poetas italianos. Ungaretti. Saba. Pavese. Montale. Campana. Lo esencial. Lo sencillo y lo complejo. La palabra. Hundirla en la realidad. El lenguaje. Abandonar lo anecdótico. El intento de expresar lo esencial. Poetas y escritores de lengua alemana. Rilke. Kafka. Bachmann. El misterio. La ambigüedad. El Corno Emplumado. Pound. Williams. Masters. Cummings. Las versiones. Pizarnik. Porchia. Fijman. Urondo. Trejo. Juanele. Escribir sobre las cosas que inquietan. Lamborghini L. Bustos. Dibujar soles para poder ver el día. El inicio de los años más oscuros me encontró en quinto año del secundario. Y lo que había aparecido quedó en casa, lo demás comenzó a desaparecer. Me arropé en esos libros, y en otros que fueron, una manera de resistir, apareciendo (un empleado de una librería que ya no existe más, en calle 42 entre 1 y 2 de La Plata, me los “reservaba” a escondidas del dueño). Esos libros eran mi hogar. Lo siguen siendo aún hoy.

 

(Apuntes. Boceto de lo que no pudo ser. La derecha, ahora, en nuestra casa, nos reprime. City Bell, 10 de abril de 2017).

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